Volumen V – La madera en el vino

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Cuatro vinos para entender y comparar el aporte que la madera le otorga a nuestro amado vino.

Dos blancos y dos tintos. uno con y otro sin madera en cada uno de los subgrupos. Para comparar, aprender y experimentar alguna que otra mezcla. Más la Guía que nos cuenta sobre cómo se hace eso en las bodegas, fichas de cada vino y los posabotellas para no marcar la mesa.

En este caso, charlamos sobre el aporte de la madera en el vino. Vamos a explorar a través de los vinos qué carancho pasa cuando lo ponemos a madurar o fermentar en contacto con roble.

Para ilustrar el contenido, te ofrecemos cuatro vinachos que nos regalan estas comparaciones:
Un Malbec mendocino fresco y frutado comparado con un Tannat Montevideano, maderoso como un ombú: la gracia de esto es mezclarlos y armar tu propio blend. Puede ser muy frutado con un toque de madera; maderoso pero no tanto y todo entre medio. Esto no tiene ciencia: ponés en una copa un poco de cada uno, lo mezclás y listo. Si no te divertís haciendo eso, no tenés sangre.
Un blanco hecho fresco y otro fermentado en madera. Mismo color, distinta uva, distinto proceso, distinto resultado: uno fresco y aromático a morir y el otro, complejo y denso.
Qué distinto aporte da la fermentación en madera (el blanco) vs madurado (el tinto) y las diferencias entre ellos de las notas que da la madera.

Y esos vinos son:
Un De Martino Estate Sauvignon Blanc: una demencia de aromas cítricos (lima, pomelo), ananá y un poco herbáceas en un vino muy fresco y potente,

Un Alambrado Chardonnay: con todas las características de un vino fermentado en madera y redondeado con vino fresco: tostado, vainilloso y floroso.

› Un Santa Julia Malbec: el claro ejemplo de un vino joven y fresco con mucha fruta oscurita, como ciruelas y moras, y

› Un Vinito Club Tannat Maderoso: violeta profundo con una cantidad obsena de notas a madera… algo parecido a chupar el palito de un helado, si ese helado estaba hecho con vino.

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